jueves, 9 de julio de 2009

LOS NO-AMIGOS


Lección 12: Querido enemigo


Si hablamos de los amigos, no menos deferencia merecen los que no lo son, aunque sólo sea por su clara superioridad numérica. Los enemigos son un bien tan preciado como los amigos. De hecho, quizá, más. Un enemigo nunca te decepciona. Son ese grupo de personas de las que siempre tendremos claro lo que podemos esperar siempre y cuando sean eso, enemigos declarados.

El grupo más conflictivo es, para no variar, el intermedio, el de los no-amigos. Este colectivo puede llegar incluso a causar confusión, puesto que bajo una aparente cordialidad se esconden intenciones carentes de bondad, cuando menos, hacia la incauta víctima. Deberíamos, en nuestro propio beneficio, reducir al mínimo el número de personajes en esta situación, ubicando a los que corresponda como enemigos manifiestos y prescindiendo en lo posible del resto. Los no-amigos suelen tomar la apariencia de amigos excesivamente prudentes que no manifiestan sus opiniones e intenciones con claridad. El número de personas que son realmente tan cautelosas es ínfimo. Desconfiemos, pues seguramente en otros foros sí manifiestan claramente opiniones negativas de manera más o menos agresivas. Esto posiciona a la víctima en la más plena indefensión, pues desconocerá los comentarios hasta que sea demasiado tarde. Estas declaraciones a espaldas son doblemente peligrosas: porque no hay derecho a réplica y porque la audiencia, incluso los amigos reales, las creerán al no haber motivo para pensar que exista animadversión alguna.

Otro signo de la presencia de un no-amigo es el efecto dominó que provoca en el círculo común con su víctima. Los detalles sutiles como despistes, llamadas que no se devuelven, direcciones que se omiten en las listas de correos...suelen indicar actividad no-amistosa y deben ser tomadas como invitaciones a aumentar nuestra lista de enemigos. Cuando el no-amigo pasa a la lista de enemigos y así lo manifestamos entre los contactos compartidos, pierde su poder. Esta es la mejor y única forma de frenar la espiral no-amistosa, sin criticar ni azuzar contra el nuevo enemigo, sólo poniendo sobre la mesa su condición. No debemos dar mas detalles que los imprescindibles en nuestra declaración, a no ser que queramos granjearnos una nueva no-amistad...


Cuídame de mis amigos, que de mis enemigos ya me cuido yo...