martes, 4 de diciembre de 2012

JUSTICIA

Lección 18: crimen y castigo

Leyes hay miles, que creemos que rigen los designios del mundo. Leyes físicas, jurídicas y no escritas, en las que -pobres incautos- depositáis vuestra fé. Os revelaré un secreto, queridos: el poder más grande que confieren es el de no seguirlas. Ya lo dijo El Maestro de Esgrima: el oponente más temible no es el mejor espadachín del mundo, sino el peor. Entended, mis amados discípulos, peor, como mejor os plazca, torpe, novato o vil. Lo mismo da, los tres tienen algo en común: no seguirán las reglas: por no ser capaces, por desconocimiento o por desprecio. Y cualquiera de ellos os vencerá si no estáis dispuestos a ser excéntricos.

Apuesto a que hay algunas sensaciones que conocéis bien a estas alturas de vuestra corta vida mortal: rabia, impotencia y desesperación. Pues bien, el origen de los tres castigos es el mismo...algo o alguien pasó por encima de vuestras leyes como si no existieran. Y ahí os quedasteis  en vuestro limbo particular, tratando de  entender cómo sucedieron cosas que nunca debieron haber sucedido. O peor aún, llegasteis a comprender, a asumir leyes extrañas como propias, perdiendo en el camino identidad, tiempo y energía.Incluso tal vez, os habéis quedado en el peor de los infiernos, el de la pena enconada sin motivo aparente o en la inseguridad eterna porque os negasteis a reflexionar...quizá dolía demasiado, o la vergüenza os impidió declarar vuestro crimen y crecer...

Os propongo un reto, mis queridos...dejad el mundo como está. Sed viles, despreciad las leyes todo cuanto seáis capaces y escribid con sangre las vuestras propias, pero no las escribáis esperando que el mundo las cumpla, la tarea es mucho más compleja...sois vosotros quienes deberéis seguirlas. No condenéis a la naturaleza por inventar enfermedades, ni a los humanos por su deslealtad, condenad vuestras viejas leyes por haceros sentir desgraciados.

AdB

En el sitio del Señor Oscuro instalarás una Reina. ¡Y no seré oscura sino hermosa y terrible como la Mañana y la Noche! ¡Hermosa como el Mar y el Sol y la Nieve en la Montaña! ¡Terrible como la Tempestad y el Relámpago! Más fuerte que los cimientos de la tierra.


martes, 3 de enero de 2012

ECONOMÍA

Lección 17: apuntes para una tasación

Demasiado a menudo centramos nuestra atención en nuestros seres preciados, en nuestras preciosas posesiones, en definitiva, en todo eso que apreciamos. Deberíamos recordar el significado original de apreciar, que no es otro que poner precio. 


Es común también la tentación de confundir precio y valor. Seguramente hay miles de personas valiosas a quienes no apreciamos en absoluto y  no albergo la menor duda de que todos hemos llegado a apreciar a individuos desprovistos de valor alguno. En otro orden de cosas, a la vista está que en los tiempos que corren cambiamos nuestro tiempo y nuestras más queridas pertenencias por papeles de colores...

Pensad cuál es vuestro precio...¿treinta monedas de plata quizás?

¿Habéis pensado que las pagan por vosotros?

¿O tal vez en recibirlas?

Os recomiendo en cualquier caso, que comencéis a practicar el desprecio. Evitaréis acabar siendo menospreciados, o peor aún, devaluados.


Al rey, la hacienda y la vida se han de dar, 
pero no el honor, 
el honor es patrimonio del alma
y el alma solo es de Dios

domingo, 25 de septiembre de 2011

Mate en dos: Negras juegan y ganan

Lección 16: Ritmo y cadencia

El tiempo es una de las más interesantes entelequias que hemos creado los humanos. Vivimos rodeados de relojes, preocupados de plazos y horas. Una curiosa ficción que da pie a apasionantes juegos.


Seguro que habéis oído miríadas de veces -y si no lo lo creéis así, es simplemente que no habéis prestado atención- aseveraciones como Es cuestión de tiempo, o la muy empleada ¡Paciencia!. Todas estas interlocuciones llevan implícita la velada intención de conseguir un objetivo, que la mayoría de las veces no obrará en beneficio de quien las escucha, sino de quien habla. Esto puede obedecer a diversos motivos, desde la evitación de una conversación incómoda hasta la búsqueda del olvido por aburrimiento o distracción.

No os recomiendo que iniciéis el juego, salvo que estéis dispuestos a presentar vuestra rendición a tiempo. La sinceridad en estas cuestiones es una provocación mucho más eficaz. Pero si es otra persona quien hace el primer movimiento, preparaos para ganar la partida. Las piezas son sólo dos: buscad un reloj y reservaros la última palabra. No cedáis jamás al impulso de responder inmediatamente a  un movimiento que se ha hecho esperar. En lugar de eso mirad vuestro reloj, ved cuánto tiempo ha gastado vuestro adversario en decidir su jugada y -por muy claro que tengáis vuestro siguiente movimiento- esperad un intervalo al menos igual para hacer la vuestra...y sonreid mientras se aproxima el momento del jaque...

Tempus fugit, sicut nubes, quasi naves, velut umbra