lunes, 15 de agosto de 2011

PERSEVERANCIA

Lección 15: el entrenamiento

Pocas cosas hay realmente satisfactorias que puedan conseguirse sin un cierto entrenamiento previo. O tal vez si pueden conseguirse pero se pierde parte del placer que ocultan...

La primera parte de cualquier entrenamiento debe pasar, necesariamente por identificar con precisión nuestras debilidades. Debemos después planear la nueva  forma que deseamos darles y la manera en que las moldearemos. Por supuesto, el siguiente paso consistirá en trabajar para esa nueva forma, tenazmente, sin vacilaciones.Para finalizar, será preceptivo demostrarnos, de manera inequívoca, que lo hemos conseguido. 

La observación es el primero de los pasos, por serlo en el tiempo y por su importancia. Puede parecer sencillo, pero no lo es. Requiere tiempo, es una tarea agotadora...No debe, sin embargo obsesionarnos hasta el punto de no permitirnos continuar con el proceso. Es imprescindible aquí tomar distancia, la suficiente que nos permita liberarnos de condicionamientos que poco tienen que ver con nuestra meta, pero nunca tanta que haga que nos haga perder la perspectiva, convirtiendo en irreal nuestro objetivo.

El planteamiento, como en tantos aspectos de la vida es asimismo crucial. Tiene que ser realista, un plan inasequible es la mejor garantía de fracaso. Cuidado aquí: no sigfnificaque deba ser simple, si no hay desafío no habrá emoción, y el tedio es un maravilloso atajo hacia el abandono.

A partir de ahora empieza la diversión real, el apasionante camino hacia la superación. Tal como planeamos, sin concesiones innecesarias, evitando dudas y sorteando dificultades. Se trata de recorrer la senda, no sólo de pasar por ella. No está permitido mirar atrás, la nostalgia es una carga demasiado pesada para llevarla con nosotros. Está también terminantemente prohibido cerrar los ojos. Es necesario que veamos el precipicio a nuestros pies mientras avanzamos, sintiendo como la adrenalina nos recorre cual escalofrío y el terror nos acaricia por última vez con sus gélidos dedos  antes de marcharse.

¿Cómo saber que hemos concluido nuestro particular entrenamiento? Sencillo, recorriendo de nuevo el camino, acompañados de nuestros recuerdos, pero sin arrastar aquellos pesados equipajes que en algún momento creimos que eran imprescindibles. No es ésta una cuestión trivial. De nada sirve aprender a volar si no aprendimos a confiar en nuestras alas...

Finalizado el tránsito, regalémonos unos instantes para disfrutar dèl tacto suave y envolvente, obsceno...casi lujurioso, de nuestra pequeña victoria...

martes, 2 de agosto de 2011

O Fortuna

Lección 14: las decisiones

O fortuna
velut luna
statu variabilis,
semper crescis...



No se puede ser feliz sin ser...da lo mismo cuánto nos empeñemos  en encajar con lo que se espera de nosotros, o más`peligroso, con lo que los demás necesitan de nosotros. Nunca deberíamos tratar de cambiar nuestra esencia, ni la de los demás. No ver esto con claridad  acaba por provocar una serie de incoherencias que alteran el orden de nuestro microcosmos de manera irreversible avocándolo al fracaso.

Cada día tomamos cientos de decisiones, que pueden parecer más o menos triviales, desde la ropa que elegimos para salir a cenar hasta del rumbo que debe tomar nuestra vida. Y la mayoría las tomamos en base a premisas equivocadas. Eso si es que no decidimos no tomarlas, la clásica actitud del veamos que pasa. Craso error.


Esta vez no os voy dar más pistas...no os diré cuántas vidas habéis dejado de vivir ni cuántas oportunidades habéis dejado pasar. Lo sabéis -a menos que ya hayáis perdido la cuenta, claro.


Sí, queridos, Madame de Sade ha vuelto...